Esta vez tocó Cantabria para participar en una de las pruebas más duras para bicicleta de montaña. Son 165 km con un desnivel acumulado de subida de más de 4.000 metros en un entorno con una belleza paisajística tremenda pero con un clima que parece no tener término medio. A nosotros este año nos tocó un “infierno” de calor. La salida estaba prevista de Cabezón de la Sal a las 8:00, lo que implicó levantarse a las 6:00 ya que mis amigos, Jesús y Virginia, donde me quedé a dormir, viven a unos 40 km. La verdad es que a las 5:00 ya estaba despierto, con los nervios previos y revisando todo el material.
Salimos unos 3.000, a las 8:00 en punto, con AC/DC de fondo y traca de petardos. Estaba situado en una calle lateral y cuando desembocamos en la calle principal me encontré junto a la pancarta de salida: eran las 8:05, rodeado de “máquinas” y con un ritmo bastante fuerte, que no era el que buscaba, así que en cuanto se despejó un poco paré a quitarme algo de ropa (ya empezaba a pegar duro) y a acoplarme en una parte de la carrera más cómoda.
La organización bastante buena y la gente muy amable. Además dispones de avituallamientos, apoyo mecánico y médico. En eso no hay ningún problema.
La marcha se divide en dos partes bien diferenciadas y enlazadas por carretera: La primera la subida al Soplao y al monte AA y la segunda con las subidas al Moral (dos veces) y a Cruz de Fuentes.
En la subida al Soplao ya empecé a tener calambres, probablemente de deshidratación, y eso que bebía a menudo, y cuando empecé el segundo sector, subiendo el Moral, la situación ya era insoportable. Descansando un rato en una sombra me entretenía viendo como bajaban los primeros que ¡ya estaban terminando y nosotros no llevábamos ni la mitad!. Me plantee terminar de subir el Moral y regresar por carretera pero en vista de los 30 y pico grados que nos estaban machacando a las tres de la tarde, me di media vuelta y “pa” Cabezón. Total 86 km después de 8 horas y pico de bicicleta. Si hubiese terminado a ese ritmo habría llegado sobre las 23:00 (es obligatorio llevar luces).
Pienso que es una prueba en la que si quieres terminarla sin arrastrarte demasiado te exige una preparación bastante específica, además de un deseable apoyo externo ya que cargar con la mochila llena de líquido, barritas, crema solar, herramientas, ropa, luces, cámara, y todo lo indispensable para afrontar una marcha de 12, 14 o incluso 16 horas, te hace la ruta aún más dura.
De todas formas, mis amigos todavía están en Cantabria el próximo año así que espero hacerles otra visita y, quién sabe, a lo mejor termino de subir el Moral…
Manolo